Odio al olvido
y el lento cáncer al silencio
que me roba un amanecer
al aire preso de un estado.
Cuando por los dolores
amarillos se filtran seres
de esencia neutra que me ilustran
las manías del presagio.
Pero detesto disolverme
indefenso y cautivo en lo perverso
de tantas sonrisas breves
obsoletas y ajenas al mundo.
Un deseo que viste olores
negros como hartos de pudrirse
sin olfatos a los que herir,
un deseo de romper lo irrompible.
Que intenso y sin reservas
se me parcha el viento con libres
brisas, por empujarme a la entrada
de la salida lejana.
Lucas Zurschmitten